Hay momentos muy difíciles,
Que parecen insuperables, enriquecidos
De problemas y dolores que se prolongan,
Interminables, ignorados
Los más cercanos afectos,
Pero que Dios sabe porque sucede.
Muchas veces te sentirás al borde
De acantilados profundos, en desesperación,
Y abandonado por todos.
Sin embargo, no te encontrarás a solas, porque
En tu suplicio, Dios sabe lo que te sucede.
Agraviado, y bajo el estigma de calumnias destructoras,
Cuando, experimentando inusual angustia,
Estás a punto de desertar de la lucha,
Confía un poco más, y espera,
Porque Dios sabe la razón de lo que te ocurre.
Basta con que te dejes conducir por él,
Y sintonizado con su misericordia
Y sabiduría, busca lograr lo mejor,
Marcando tu camino con aspegadas de luz,
Características de quien se entregó
A Dios y en Dios progresa.